"Navegando a la Prosperidad: La Fascinante Travesía de las Rutas Comerciales en la Economía Española"

 A lo largo de los siglos, hasta la aparición del internet, el método de enlace económico, social y cultural de los países se basaban en parte en las rutas comerciales. Estas permitían a países dispares enlazarse y compartir entre sí materias primas, culturas y tecnologías. Y no fue menos en el caso de España. Las rutas comerciales españolas consiguieron tejer la prosperidad del país a lo largo de los siglos.

Las rutas atlánticas fueron las que durante los siglos XVI-XIX configuraron la economía española, conectando continentes y marcando una era de expansión imperial. Durante los siglos XV al XIX, estas rutas se convirtieron en el puente marítimo que unía España, África y América, dando forma al destino económico y cultural del imperio español. El origen de estas rutas se remontan a el descubrimiento de América, donde españoles se lanzaron hacia el descubrimiento de un nuevo continente, liderados por personajes tan relevantes como Cristóbal Colón. Estas rutas comerciales dieron lugar a un nuevo concepto comercial en la época al que se denominó comercio triangular.

Desde España, los barcos partían hacia América cargados de bienes y productos básicos. En América, adquirían productos coloniales como azúcar, tabaco y metales preciosos. Luego, en la última etapa del triángulo, se dirigían hacia África, intercambiando mercancías por esclavos que serían transportados de regreso a América. Este ciclo de comercio triangular modeló la economía y la sociedad de la época.

S.XVI y los españoles tenían la mirada fija en las colonias americanas, y es gracias a la carrera de las indias, una de las rutas atlánticas más relevantes de la época, ruta en la que los españoles se lanzaban a mares desconocido en busca de riquezas, que España consiguió un fortalecimiento de la economía gracias a  la consecución de grandes riquezas que llegaban al puerto sevillano y la fabricación de grandes infraestructuras que facilitasen tales comunicaciones (puertos, almacenes, barcos...). Además, gran parte de este beneficio llegado a España era "re-exportado" a distintos puntos del mundo, para sacarle un mayo beneficio económico. De 1552 a 1620 los destinos predilectos eran Génova y Milán, de 1630 a 1648 era Inglaterra, y de 1648 a 1672 a las Provincias Unidas y a Francia a partir de 1659. 

Pese a todo, el imperio español no consiguió mantener este monopolio. Algunos de los problemas fueron, en primer lugar la incapacidad de controlar o eliminar las infracciones o ilegalidades del monopolio comercial indiano. Además, España no fue capaz de responder ante la gran demanda de mano de obra para las grandes economías agrícolas. Todo esto fue en parte lo que llevó al fracaso a la carrera de las indias.